viernes, 26 de junio de 2009

“No levantarás falsos testimonios ni mentirás”.


Esto ocurre en todos los ámbitos y muchas veces lo hemos visto entre tus representante. Cuando se trata de la mentira, es casi inevitable recordar las cosas que, a lo largo de los siglos, hemos tenido que escuchar a tus lenguaraces en la tierra. Me refiero a algunos que, según ellos, tienen una gran relación contigo y no son ejemplos de probidad ni veracidad. Para mí hay algo que no funciona.
Sí... me han dicho... ya sé que tú te propusiste como la verdad, el verbo. Pero ¿cómo logramos casar esa realidad con la palabra? ¿Somos amos de lo que decimos? Se afirma que uno domina sus silencios y no sus palabras. Es probable que sea así, que seamos más dueños de los callamos que de lo que decimos. Cuando hablamos entramos de forma inmediata en el mundo subterfugio, de la ficción, del malentendido... y en nuestro tiempo dominado por la publicidad... bueno ya sé que son cosas que tú y Moisés no pensasteis al propagar este mandamiento. Por aquellos años no existían los publicitarios, Internet, los políticos en campaña electoral, y todas aquellas cosas que llegaron con lo que llamamos la era de la información. Todo muy difícil de prever, incluso para ti.

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